Doña Irma Zambrano desde lo 13 años empezó a llevar los apuntes de todo lo que ocurría en su pueblo. Sus cuadernos se empezaron a llenar de hechos que con el tiempo se convirtieron en la historia de Ancuya, en Nariño. Gracia a ella sus coterráneos pueden saber con exactitud la fecha de la consagración de la Virgen de Visitación, la frecuencia de años en que la quebrada el Guaico Seco o “La Bella Durmiente” se crece y la historia del puente de San Antonio, tal vez uno de los primeros peajes que se pagaron en la región.